Diez minutos después de coger el taxi llegamos a Ovar.
He de decir que eran las 5 de la mañana, con lo cual bastante gente hacía ya el camino inverso al nuestro para irse a la cama. De modo que andamos a contracorriente en busca de la plaza en la que estaba la música y una carpa a base de bombillas ( que era lo que nos habían dicho por teléfono los demás).
Cuando llegamos a la carpa nos quedamos asombrados. Nos habíamos cruzado con chiquicientos chiquillos que se iban y aquello estaba a reventar. Así que sacamos el móvil para intentar localizar al grupo: "oye que ya estamos en la carpa" ,"¿qué carpa?", "pues la de las bombillas rojas que me has dicho", "no, pero esa es la pequeña, nosotros estamos en la grande, que tiene las bombillas de muchos colores"...¡Ah, perdón!¡Que hay más de una!¿Pero qué pedazo fiestones se preparan aquí?
Así que seguimos andando. Por el camino nos cruzamos con 3 o 4 ambulancias, que esquivan a la gente como pueden, por no decir que la gente lleva a sus amigos a hombros a "vete tú a saber dónde".
Y por fin la vemos. Si la anterior plaza era grande, ésta ya ni te cuento. Con pantallas maxi-gigantes, música a todo volumen y gente desvariando por doquier.
Ahora ya vamos con el móvil en la mano y en menos de 30 segundos nos encontramos con los demás. Un poco de bailoteo y ¡uy! que me meo. Yo pensando que tenía que buscar un rincón escondido (ya me dirás tú, si no había ni un callejón en el que no hubiera alguien) y al pasar a la calle de al lado hay un baño de estos portátiles. Mírales que apañados, cómo cuidan los detalles. Y a 20 metros del baño, un hospital de campaña, para atender a los coma-etílicos. En serio, nos hemos quedado asustados con el panorama fiestero-desfase de los portugueses.
Pasaron las horas, la música paró, se hizo de día y nos movilizamos en busca de alimentos. No encontramos comida, pero encontramos otra plaza, la plaza "after hours", y ahí nos quedamos bailando "A Cabritinha".
Pero todo lo bueno tiene que acabar, así que nos fuimos hacia el tren (de camino compramos unos deliciosos churros). No estaba tan lleno como a la ida, pero iba lleno, y esta vez sí que tardamos solo 40 minutos. Y del tren a hacer una carrera a coger el metro. Después de ir 40 minutos de pie corrimos como si fueran las rebajas del Corte Inglés para pillar asiento, y lo cogimos, aunque dejamos a un par de los nuestros, cofcof¡lentos!cofcof, esperando al siguiente metro.
Y para no desentonar con el resto de la aventura un final de apoteosis: yo me tuve que bajar en Bolhão porque me hicieron tapón en mi parada y no podía salir, y cambié de andén justo para ver como llegaba el siguiente metro al mío, con Isa, Felix y Efe acompañados de unos picadores que les querían poner una multa por no llevar el billete.
Tranquilos, unas horas después me enteré de que habían evitado la multa, pero no preguntéis cómo porque no lo sé.
Ten minutes after we take the taxi we arrive to Ovar.
I must say that it was 5 in the morning, so a lot of people was walking in the opposite direction of us to go to bed. We went against the crowd looking for the main square where there was music and a bulbs' tent (the others told us by phone they were there).
When we arrived at the tent we were astonished. We had crossed with a zillion of people who were going and that place was full. So we get the phone to try to locate our group: "Hey we're already in the tent", "What tent?", "The red light bulbs' tent that you have told me", "no, but that is the small, we are in the big, which has the bulbs of many colors "...Oh, sorry! There are more than one! What the hell is going on in this town?
So we kept walking. Along the way we passed 3 or 4 ambulances, dodging people the best they could, and a lot of people carrying their friends on the shoulders that looked like zombies.
And finally we saw it. If the other square was big, this was the double. With maxi-giant screens, loud music and people everywhere raving.
This time we were with the phone in the hand and in less than 30 seconds we were with the others.A little dancing and ..oops! I need to pee. I thought I was going to look for a hidden corner to pee (you tell me where, there was no empty alley in the whole town) and just in the next street there was a portable toilet! They had taken care of all the details for our comfort, there was even a field hospital, just 20 meters away from the toilet, for the people with alcoholic coma. Seriously, we were frightened by the grade of alcoholic problem the Portuguese people had at that party.
Hours passed, the music stopped, there was daylight and we moved looking for food. We did not find food, but we find another square, the "after hours" square, and there we stopped to dance "A Cabritinha".
But all the good things come to an end, so we went to the train (on the way we bought some delicious "churros"). It was not as full as in the first trip, but it was full, and this time it really took us only 40 minutes. And from the train to a race to take the metro. After going 40 minutes stand up we ran as if there were the sales from "El Corte Inglés" to catch a seat. And we caught it, but we let a couple of our friends (slows) waiting for the next metro.
And for the end of the adventure a final apotheosis: I had to get off at Bolhão because I couldn't get off in my stop, and I could change the platform just to see how the next train arrived, with Isa, Felix and Efe accompanied by some security guys that wanted to put them a fine for going in the metro without ticket.
Don't worry, a few hours later someone told me that they finally avoid the fine, but do not ask how because I don't know.
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