Lo sé, llego un poco tarde para dar la bienvenida al año, pero qué queréis, he estado de vacaciones, he huído de mover un dedo a menos que fuera indispensable (y así me va...).
Para mí Nochebuena y Navidad son sagrados para estar con la familia, pero desde hace unos años me permito el lujo de huir del pueblo y volver a la ciudad para recibir el año con los amigos y salir de fiesta. Otros años me han acogido amablemente en sus casas con sus familias para que no cenara sola, por lo que estaré siempre mil veces agradecida (que algunos años he tenido que elegir y todo porque me habían invitado en varias casas y me sentía mal por rechazar alguna), pero esta vez, como mi amiga Elena vino desde el pueblo sola también, decidimos hacer una cena de huérfanas.
Nos preparamos una mesa llena de pintxos; una ensalada templada con gulas, champiñones y jamón serrano; un entrecot con pimientos y cebolla pochada, y una botella de rosado de Vegazar (hola publicidad gratuita para el vino de mi pueblo que está muy rico y que os recomiendo que compréis, ejem ejem) y nos sentamos a la luz de las velas para ponernos moradas.
Rico, ¿eh? |
Después de eso, lo típico. Nos sentamos a ver la cobaya que llevaba Imanol Arias en la cabeza mientras daba las campanadas y yo intenté no atragantarme con la boca llena de uvas (dato curioso: cuanta menos gente haya a tu alrededor para las campanadas mayor será la probabilidad de no atragantarte por culpa de un ataque de risa con 6 uvas semi-masticadas en la boca). Llamadas de rigor a las respectivas familias que tienen una juerga montada que ríete tú de las fiestas de Pajares, y esperar a los amigos para empezar la noche cantando con una copa en la mano el karaoke de la "gala" de Antena 3, que ¡oh sorpresa! es un collage de actuaciones de los últimos 10 años.
Y ya de ahí a la calle, a bailar toda la pachanga del mundo, y cuanto más cutre y viejuno mejor, ¿quién quiere reggaeton cuando se puede tener a la Carrá? Ay, las noches de fin de año... ¡qué noches!
En cuanto a lo de otras mierdas... me refiero a mierdas de verdad. El día de nochevieja cuando volvía a casa de ver a mi hermano correr la San Silvestre con el sobri en el cochecito, llegué al portal, llame al ascensor y cuando se abrió la puerta me encontré una mierdaca tan grande que perfectamente podía haber tenido piernas y haberme bailado la macarena. Y no era mierda de perro, eso era de persona, que nos dejó de regalo hasta el tubo de papel higiénico terminado.
Cuando volví de fiesta a las 6 de la mañana aún seguía ahí (ole por los vecinos, que limpien la mierda otros ¿verdad?), así que cuando llegaron mis padres del pueblo a mediodía lo limpiamos, echando lejía y medio bote de colonia de Urko, que aunque la comunidad tenga limpiadora no creo que sea justo para ella encontrarse con semejante percal al llegar el día 2.
Me partoooo!!!
ResponderEliminarSeguro que la mierda humana da más puntos. Éste va a ser un año redondo.
Seguro que termina mejor de lo que ha empezado...
EliminarPero y lo borracha que ibas?? xd
ResponderEliminarBorracha dice, yo ya soy como las madres, que no van borrachas, van un poco piripis.
Eliminarjajajaajaja
EliminarEspero que como GRAN ARTISTA que eres eso significa que vas a tener mucha suerte en el 2013. Besitos
ResponderEliminar¡Ojalá!
EliminarERes taaaana genial...
ResponderEliminarLo aprendí de mis primas mayores (peloteo nivel +40000)
EliminarNunca la expresión "otras mierdas" había sido tan literal xD
ResponderEliminarA mí todos los años me entra la risa a mitad uvas y me atraganto, menos mal que este año se ve que han dejado más tiempo entre campanada y campanada y hasta me dio tempo de metérmelas todas en la boca a tiempo (pero de masticar y tragar no, para variar)
Yo creo que ha sido la primera vez en años que he terminado de comerlas al mismo tiempo que las campanadas. Entre eso y la mierda tengo toda la suerte del mundo hasta diciembre.
Eliminar