miércoles, 23 de junio de 2010

El body


El otro día acompañé a una amiga a comprarse algo de ropa. Después de probarse faldas y camisetas vimos algo que nos emocionó, un body para adultos. Yo creía que estas cosas habían dejado de fabricarlas al mismo tiempo que las hombreras, allá a mediados de los 90, pero no, como bien sabemos todo vuelve, y los bodys no son para menos. Así que lo cogimos y fuimos a que se lo probara, sólo había un inconveniente, los corchetes, que después de 15 minutos seguían resistiéndosele. Pero para eso estaba yo, con un master en atar bodys otorgado por mi sobrino. En ese momento sucedió algo asombroso, el body era cómodo, muy cómodo, tanto, que a mi amiga le rondó la idea de comprarselo para llevarlo solo, a modo de bañador, por la calle.
Por suerte para su dignidad decidimos dejarlo en el lugar en el que lo habíamos encontrado, pero siempre estará en nuestros corazones.

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